Christoph Kraemer, su director general, puso sus cartas sobre la mesa. Estaba dispuesto a ofrecer un contrato por tres años a razón de tres millones por año. Situando al club patrocinado en el tercer club español que más ingresara por la publicidad en su camiseta, después de Madrid y Barca. Ahora bien, previo consentimiento de sus "especiales" cláusulas.
Además de las frecuentes estrategias publicitarias de patrocinio, la web americana premiaría a los jugadores que reconocieran públicamente que han sido infieles a sus parejas con 150.000 euros. Y si no fuera valiente para asumirlo él mismo, pero fuese pillado por la prensa siéndolo, recibiría en este caso 50.000 euros.
El club también tiene su cláusula. Con la visita de un grande a su estadio tanto los jugadores como el estadio se teñirían de rosa, celebrando así "el día oficial Ashley Madison", en el que también tendrían cabida animadoras en el descanso.
También habría para la afición. Premio de 10.000 euros a aquel socio con la mejor historia de infidelidad. Pero esto no lo es todo, la empresa organizaría un evento al que tendrían que asistir obligatoriamente todos los jugadores, premiando con 5.000 euros a los que acudieran con una mujer que no fuera su esposa o novia.
El mundo de las cláusulas no tiene límites, porque el que paga manda. Tú decides tu ética.